Con música, baile y mucha alegría, representantes
de los pueblos originarios con sus trajes tradicionales y cientos de
personas homenajearon hoy a la Pachamama en la réplica del Templo de
Kalasasaya en el barrio de la Tupac Amaru en Alto Comedero, en San Salvador de
Jujuy. Encabezada por Mama Quilla y amautas de El
Alto, los comuneros de los pueblos coyas, los ancianos y sabios
mburubichas de los pueblos guaraníes y los caciques de los pueblos de la
nación Diaguita realizaron la ceremonia en la que brindaron ofrendas
a la Pachamama y pidieron fuerza, energía y prosperidad para la Pacha
(tierra), para el Tata Inti (Sol), para la Organización Barrial Tupac Amaru, para
todas las familias jujeñas y para los seres queridos de los presentes.
La ceremonia, que se extiende por las
distintas localidades y miles de hogares durante todo el mes de agosto, es
un homenaje a la Pachamama en el que se le agradece por todo lo brindado
durante el año: la cosecha, la salud, el trabajo y la familia. Tiempo en
el que la tierra debe descansar, según la cultura agraria y ancestral, para
darle la oportunidad de que se recupere tras la cosecha y antes de iniciar la
siembra.
Ante dos grandes fogatas que anteceden el
festejo en el que la música y el color están presentes, desde los más ancianos
hasta los más jóvenes alimentan a la tierra con cordero, llama, pan,
frutas, verduras, coca, chicha, alcohol y otras
bebidas. Al abrir el hueco llamado corpacho o pacha, que es donde se ofrecen
cada año las ofrendas, los amautas predicen cómo será el período que se inicia
en función del estado en el que se encuentran las comidas con las que se
alimentó a la madre tierra el año anterior. Tras la interpretación, los líderes
espirituales le brindan su coca a la tierra para invitarla a
conectarse con los presentes. Para purificarla, sahuman la boca de la tierra
y comienzan a preparar la nueva entrega con los mejores alimentos y
bebidas que se han consumido durante todo el año. De esa forma agradecen por
lo recibido en el período y convocan a la Pacha para que interceda
ante todos los elementos de la naturaleza para que brinden
protección, energía, trabajo, bienestar y salud a todos los seres
queridos. Con papel picado y serpentinas, símbolo de alegría para las culturas
originarias, se invita a la Madre Tierra a gozar de felicidad. Al terminar
se le ofrece el tabaco, elemento que en función de cómo es recibido por la
Pacha también es leído por los amautas para predecir el futuro. Para finalizar
se cierra la tierra y se la deja descansar hasta el año siguiente, momento en
el que deberá repetirse la fiesta de agradecimiento y renovar el pedido de
bienestar.
Milagro Sala, una vez más, recordó el inicio del
Pachakuti de la luz que se celebró el 21 de diciembre del pasado año y reiteró
que “estamos en un nuevo proceso en el que no habrán malos pensamientos y en el
que se va a ir todo lo malo. Estamos recuperando poco a poco lo que es nuestro
y por eso una vez más le agradecemos a la mamita Pachamama con lo mejor. Cuando
damos de comer a nuestra mamita tierra, tenemos que dar todo de corazón, lo que
comemos y bebemos todos los días y sin pedir nada a cambio”, aseguró en el
festejo.