El llamado Gaokao es un antes y un después en la vida académica y laboral de un chino. Una vez aprobado el examen y, de acuerdo a la puntuación, se elige universidad y carrera de grado. Los alumnos pagan la mitad de la matrícula y el Estado abona la otra mitad, unos 12.000 yuanes en total (casi 1.800 dólares). Aquellos que entran con calificaciones bajas, estudian carreras con menos demanda.
Incluso, el Ministerio de Educación reforzó la seguridad en la impresión, transporte, almacenamiento, entrega y calificación de los exámenes para evitar filtraciones.
En las dos jornadas –en algunas provincias dura tres- del Gaokao, la policía se aposta en la entrada de los colegios, el tráfico se desvía, las ambulancias esperan en la puerta por si alguien se descompone y los exámenes siguen una custodiada línea. Los taxis y patrulleros llevan gratis a los chicos y se sirve comida y bebidas sin costo en algunas cafeterías aledañas a los colegios. El país se pone al servicio del Gaokao.
También el gobierno impuso medidas como el control del calor y la reducción del ruido en los centros de examen y sus alrededores para garantizar condiciones óptimas.
El Gaokao es una suerte de “obsesión nacional”, considerado duro, pero justo.
Sin embargo, algunos no pueden aguantar la presión. Hace dos años se conoció la noticia del suicidio de dos jóvenes en una escuela de la provincia de Hebei, donde luego colocaron barreras en sus balcones para evitar nuevas tragedias.
Como una forma de animar a los estudiantes, el año pasado el físico británico Stephen Hawkins les envío un mensaje antes de rendir: "Si tu objetivo es ser médico, maestro, científico, músico, ingeniero o escritor, sea intrépido en tu búsqueda de tus aspiraciones", escribió en la red social china, Weibo.
Las pruebas duran tres horas y son en cuatro asignaturas: Chino, Inglés, Matemáticas, una optativa de ciencias (Biología, Química, Física) o Humanidades (Geografía, Historia o Política). Y algunas provincias diseñan sus propios cuestionarios, bajo la órbita del Ministerio.
Si bien fue establecido en 1952 por el gobierno comunista, el actual es de 1977. En la China postmaoísta y desde el primer año se convirtió en una dura competencia para los pocos lugares. La Universidad de Beijing o la de Tsinghua son dos de las más solicitadas; le siguen las universidades de Fudan, en Shanghai, o la de Nankai, en Tianjin.
El 80% de los estudiantes es admitido para las ingenierías, pero otras carreras elegidas son Negocios, Finanzas, idiomas como inglés, español, alemán y francés; periodismo y medicina, que pide más rigor a la hora de la admisión.
En la actualidad, sostuvo Chang, China está sumergida “en una época de muchos cambios, entonces la gente primero se fija en la economía, y pocos escogen según su interés”.
De acuerdo con un informe publicado por China Education Online, el número de estudiantes que rinde disminuyó desde el máximo de 10,5 millones de 2008 y se mantiene estable en alrededor de 9,4 millones desde 2014.
Este año, hay 20 mil chicos menos, pero según el gobierno, cientos o miles no rinden porque están estudiando en el extranjero o se les ha concedido la admisión previa, por recomendación.
Las tasas de admisión pasaron de ser del 25% en los años 90 a 76% en 2014 y la prensa china afirma que, para el 2020, el 50% de los que rinde encontrará su lugar en las universidades.
En las dos jornadas –en algunas provincias dura tres- del Gaokao, la policía se aposta en la entrada de los colegios, el tráfico se desvía, las ambulancias esperan en la puerta por si alguien se descompone y los exámenes siguen una custodiada línea. Los taxis y patrulleros llevan gratis a los chicos y se sirve comida y bebidas sin costo en algunas cafeterías aledañas a los colegios. El país se pone al servicio del Gaokao.
También el gobierno impuso medidas como el control del calor y la reducción del ruido en los centros de examen y sus alrededores para garantizar condiciones óptimas.
El Gaokao es una suerte de “obsesión nacional”, considerado duro, pero justo.
Sin embargo, algunos no pueden aguantar la presión. Hace dos años se conoció la noticia del suicidio de dos jóvenes en una escuela de la provincia de Hebei, donde luego colocaron barreras en sus balcones para evitar nuevas tragedias.
Como una forma de animar a los estudiantes, el año pasado el físico británico Stephen Hawkins les envío un mensaje antes de rendir: "Si tu objetivo es ser médico, maestro, científico, músico, ingeniero o escritor, sea intrépido en tu búsqueda de tus aspiraciones", escribió en la red social china, Weibo.
Las pruebas duran tres horas y son en cuatro asignaturas: Chino, Inglés, Matemáticas, una optativa de ciencias (Biología, Química, Física) o Humanidades (Geografía, Historia o Política). Y algunas provincias diseñan sus propios cuestionarios, bajo la órbita del Ministerio.
Si bien fue establecido en 1952 por el gobierno comunista, el actual es de 1977. En la China postmaoísta y desde el primer año se convirtió en una dura competencia para los pocos lugares. La Universidad de Beijing o la de Tsinghua son dos de las más solicitadas; le siguen las universidades de Fudan, en Shanghai, o la de Nankai, en Tianjin.
El 80% de los estudiantes es admitido para las ingenierías, pero otras carreras elegidas son Negocios, Finanzas, idiomas como inglés, español, alemán y francés; periodismo y medicina, que pide más rigor a la hora de la admisión.
En la actualidad, sostuvo Chang, China está sumergida “en una época de muchos cambios, entonces la gente primero se fija en la economía, y pocos escogen según su interés”.
De acuerdo con un informe publicado por China Education Online, el número de estudiantes que rinde disminuyó desde el máximo de 10,5 millones de 2008 y se mantiene estable en alrededor de 9,4 millones desde 2014.
Este año, hay 20 mil chicos menos, pero según el gobierno, cientos o miles no rinden porque están estudiando en el extranjero o se les ha concedido la admisión previa, por recomendación.
Las tasas de admisión pasaron de ser del 25% en los años 90 a 76% en 2014 y la prensa china afirma que, para el 2020, el 50% de los que rinde encontrará su lugar en las universidades.