El parlamento catalán dio luz verde este viernes al gobierno regional para que empiece a "constituir una República catalana como Estado independiente, soberano, democrático y social". Pero, ¿qué tan viable es una Cataluña independiente?
Los catalanes tendrían que construir un nuevo país desde cero, ya que no contarán con la colaboración de España.
Minutos después de la declaración unilateral de independencia, el Senado autorizó al Ejecutivo español para que disuelva el parlamento catalán.
¿Qué tan realistas son entonces las ambiciones de los independentistas catalanes?
Los emblemas de un Estado
Vista desde fuera, da la impresión de que Cataluña ya dispone de muchos de los elementos emblemáticos de un Estado. Tiene una bandera, un Parlamento y hasta un líder, Carles Puigdemont.
Además cuenta con su propia policía, los Mossos d'Esquadra.
También tiene su propio órgano regulador de las telecomunicaciones e, incluso, con oficinas de representación en el extranjero, una suerte de mini embajadas que promueven alrededor del mundo el comercio y la inversión en Cataluña.
También gestiona importantes servicios públicos como las escuelas y la atención sanitaria.
Como Estado soberano, sin embargo, tendría que hacer mucho más,incluyendola gestión de las fronteras, las aduanas,un Banco Central, una agencia de recaudación de impuestos, el establecimiento de relaciones internacionales apropiadas, una oficina de control aéreo y, por supuesto, todo lo relacionado con el área de Defensa.
Hasta ahora, todas estas áreas eran gestionadas por Madrid.
Pero, asumiendo que Cataluña creara todas estas nuevas instituciones, ¿sería capaz de pagar por ellas?
Fuerza económica
"Madrid nos roba" es un lema popular entre los independentistas catalanes. La creencia popular es que, comparativamente, lo que paga Cataluña es más que lo que recibe del Estado español.
Ciertamente, Cataluña es más rica que otras regiones españolas. Alberga apenas 16% de la población española, pero representa 19% del Producto Interior Bruto y 25% de las exportaciones de España.
También tiene un gran peso en el sector turístico: 18 millones de los 75 millones de turistas que visitaron España en 2016 escogieron a Cataluña como su destino principal, lo que la convierte en la región más visitada del país.
La provincia catalana de Tarragona alberga uno de los mayores centros de la industria química de Europa, mientras que el puerto de Barcelona es uno de los 20 principales de la Unión Europea en función del volumen de bienes que gestiona.
Desde el punto de vista educativo, una tercera parte de la población activa catalana tiene algún tipo de formación superior.
También es cierto que los catalanes pagan más impuestos de los que son gastados en su región.
Según aseguran los partidarios de la independencia catalana, los impuestos pagados por los habitantes de Cataluña superan hasta en16.000 millones de euros (unos US$18.700 millones) el monto que recibe la región del gobierno de Madrid.
Estas estimaciones son rechazadas por el gobierno central, cuyas cifras de 2014 -las últimas disponibles- apuntan que los catalanes pagaron 10.000 millones de euros (unos US$11.700 millones) más de los que recibieron.
Además, Madrid apela a la redistribución de la riqueza entre las regiones españolas.
Pero, en el supuesto de que las estimaciones de los independentistas sean ciertas, ¿podría Cataluña recuperar esa diferencia siendo independiente?
Algunos analistas creen que, incluso si Cataluña lograra un estímulo fiscal gracias a la independencia, ese dinero podría convertirse en sal y agua por los gastos derivados de tener que crear nuevas instituciones públicas y tener que administrarlas sin las ventajas de tener una economía de escala como la española.
Además, hay que tener en cuenta que el mercado principal de los productos y servicios catalanes es, con diferencia, el resto de España.
Ello sin duda dejaría de ser así con una hipotética independencia. Según el gobierno de Madrid, con la separación la economía catalana se contraería al menos un 25%, con el empobrecimiento que ello conllevaría.
Un cálculo más difícil
Quizá la mayor preocupación para Cataluña es la deuda pública.
Según las últimas cifras disponibles, el gobierno catalán tiene deudas por unos US$90.000, lo que equivale a 35,4% del PIB de Cataluña. De ese monto, US$61.000 millones corresponden a compromisos con el gobierno de España.
En 2012, el gobierno de España estableció un fondo especial para facilitar dinero a las regiones, que no tenían posibilidad de acudir a financiarse a los mercados internacionales tras la crisis financiera.
Cataluña ha sido, con diferencia, el principal beneficiario de este fondo a través del cual ha obtenido unos US$78.000 millones.
Cataluña no solo perdería acceso a estos recursos sino que además queda la duda sobre cuánto de esta deuda estaría dispuesta a pagar tras la independencia.
Esa pregunta también, probablemente, tendría un impacto sobre otras negociaciones. Una de ellas tiene que ver con cuál sería la contribución que Madrid esperaría de Cataluña para ayudar a pagar la actual deuda externa de España.
¿Fuera de la Unión Europea?
¿Pero, por qué importarían las negociaciones sobre la independencia?
Más allá de las dificultades para desconectar la economía catalana de la española, la fortaleza de una Cataluña independiente dependería también de si logra seguir siendo parte de la Unión Europea o, al menos, participar en el mercado único.
Dos tercios de las exportaciones catalanas tienen como destino la UE. Sin embargo, al separarse de España necesitaría solicitar su ingreso en el bloque comunitario, algo que no ocurriría de forma automática ni inmediata.
Pero su membresía en la UE tiene que ser aprobada por todos los socios, incluyendo España, algo que probablemente no sucedería.
Algunos partidarios de la independencia catalana creen que Cataluña podría lograr un acuerdo con la UE similar al que tiene Noruega, que sin ser miembro tiene acceso al mercado común a través de un acuerdo especial.
Quizás los catalanes estén dispuestos a pagar por conseguir ese mismo acceso y no tendrían ningún problema para aceptar el libre movimiento de ciudadanos de la UE a través de sus fronteras.
Pero, si España quiere, puede hacerle la vida muy difícil a una Cataluña independiente.
*Este artículo fue publicado originalmente el 5 de octubre y actualizado el 27 del mismo mes tras la votación en el Parlamento catalán del proceso para separarse de España y la aprobación en el Senado de España de la aplicación del artículo 155.
fuente:BBC