De las noches más vergonzosas que se recuerdan y se recordarán con los años. El Barça protagonizó un ridículo en Roma que no se diluirá fácilmente en el futuro. El presente ya lo ha erosionado de forma muy sensible con una indecente expulsión de Europa a pesar de disponer de tres goles de ventaja y de enfrentarse a un rival muy inferior sobre el papel pero que, en el cara a cara, fue bastante mejor.
Ningún milagro hizo el Roma, que se ganó la clasificación merecidamente, sudando, corriendo y acertando en el área indicada, no como en la ida cuando se metió dos autogoles
que alimentaron lo que en verdad ha sido un espejismo. El
azar no medió en su acceso a las semifinales. No tuvo suerte.
Ningún milagro hizo el Roma, que se ganó la clasificación merecidamente, sudando, corriendo y acertando en el área indicada, no como en la ida cuando se metió dos autogoles
que alimentaron lo que en verdad ha sido un espejismo. El