La principal emisora de Filipinas, ABS-CBN, se vio obligada a salir del aire el martes debido a una renovación de la licencia de operación estancada, lo que generó nuevas acusaciones de que las autoridades están tomando medidas enérgicas contra la libertad de prensa.
Desde que entró en conflicto con el presidente Rodrigo Duterte en 2016, ABS-CBN ha visto que las propuestas para extender su franquicia languidecen en el Congreso mientras ataca repetidamente al conglomerado en discursos.
Duterte es conocido por enredarse con los medios de comunicación críticos con sus políticas, lo que suscita la preocupación de que las libertades de prensa se hayan erosionado.
"Es doloroso para nosotros que nos cierren, pero también es doloroso para millones de nuestros compatriotas que creen que nuestro servicio es importante para ellos", dijo el presidente Mark López a los televidentes justo antes de que el canal principal se oscureciera.
Fuera del recinto de transmisión de la compañía, un puñado de simpatizantes agitaban pancartas contra un fondo de velas encendidas.
La licencia de 25 años de ABS-CBN expiró el lunes, pero las autoridades habían asegurado previamente que el gigante de radio, televisión e internet podría operar provisionalmente.
Sin embargo, la orden de cese y desistimiento de la Comisión Nacional de Telecomunicaciones del martes citó el vencimiento y dijo que los operadores del equipo tendrían que apelar por un regreso a las ondas radiales.
Al principio de su mandato, Duterte acusó a la red de no transmitir sus anuncios de campaña de 2016 y no devolver los pagos realizados por ellos.
'Día oscuro'
Los grupos de derechos y libertad de prensa dijeron que la orden de cierre era un asalto al derecho a la libertad de expresión, ya que el conglomerado transmite cobertura de noticias que millones de personas ven diariamente.
El cierre también viene con la nación luchando por contener la pandemia de coronavirus y una inundación de desinformación en línea.
"Este es un golpe muy serio para la libertad de prensa en Filipinas", dijo Carlos Conde de Human Rights Watch. "Es difícil pensar que Duterte no tenga nada que ver con esto".
Butch Olano, de Amnistía Internacional, dijo que la medida fue "especialmente imprudente ya que el país enfrenta la pandemia de COVID-19".
"Este es un día oscuro para la libertad de los medios en Filipinas, que recuerda a la ley marcial cuando la dictadura tomó el control de las agencias de noticias".
Para Daniel Bastard, jefe del escritorio de Asia y el Pacífico para Reporteros sin Fronteras, la pérdida de ABS-CBN reduciría el pluralismo de los medios "hasta el punto de recordar el peor período de la dictadura de Fernando Marcos y señalar el fin de la democracia en Filipinas ".
El Comité para la Protección de los Periodistas, con sede en Nueva York, dijo que las autoridades de Manila "no deberían permitir que las consideraciones políticas afecten las decisiones administrativas sobre las licencias de los medios de comunicación".
Al parecer, la emisora obtendría su renovación después de disculparse públicamente con Duterte a principios de este año.
Sin embargo, el abogado del gobierno José Calida presentó un caso legal que buscaba el cierre inmediato de ABS-CBN.
Aunque la Corte Suprema aún no se ha pronunciado sobre el caso, Calida advirtió que sería ilegal que la emisora opere después de que expire su licencia.
Varios medios de comunicación importantes han sufrido las consecuencias después de luchar contra Duterte.
La periodista Maria Ressa enfrenta años tras las rejas, después de publicar historias críticas en su sitio web Rappler, que ahora también está luchando contra el cierre del gobierno.
Tanto Rappler como ABS-CBN están acusados de violar una prohibición constitucional sobre la propiedad extranjera de los medios de comunicación, alegaciones que niegan.
Filipinas ocupa el puesto 136 de 180 países en el Índice Mundial de Libertad de Prensa 2020 de RSF.