Empresarios del agronegocio, se meten en el comercio de la fibra de llama en la Puna de Jujuy

Grandes empresarios de la soja y el papel, compraron la tradicional “Hilandería” de Jujuy, metiéndose en el mercado de la fibra de llama,  lana de oveja y de las artesanías. Con cara lavada vienen hacer negocio a la Puna. Rechazo y alerta en nuestras comunidades indígenas campesinas, ya que ese modelo atenta contra la soberanía alimentaria como modelo alternativo de desarrollo.

Un grupo de mega empresarios del agronegocio, encabezado por el llamado “Rey de la Soja” Gustavo Grobocopatel, el dueño de Celulosa Argentina y candidato a Gobernador de Salta por el partido PRO de Macri, Juan Manuel Collado, y otros 5 empresarios, compraron hace un par de meses la hilandería de Jujuy, bajo el discurso de “responsabilidad social empresaria”. Para ello se asociaron con una organización local de Abra Pampa, que figura como la cara visible de la hilandera, de manera que les permite lavar su cara de depredadores de los bienes naturales.

Además de comprar “La Hilandería”, y con el discurso “a nosotros nos va bien, queremos ayudar”…., estos empresarios están trabajando en el mercado y comercialización de artesanías y productos culturales de las comunidades, bajo  la marca “Matriarca”.

Estos grupos  económicos  tienen “el mercado” como único criterio de valor y son acérrimos defensores del modelo agroindustrial exportador, que generó gran concentración de la tierra y el agua para la producción en pocas manos, así como en el mercado de los alimentos. Un modelo agresivo al que sólo importan los beneficios económicos obtenidos en el menor tiempo posible, aunque esto genere desempleo rural, pobreza, migración de las familias campesinas y genere grandes daños ambientales en los suelos, el agua, y pérdida de biodiversidad.  Un modelo agropecuario que ha generado el desalojo de cientos hermanos de pueblos originarios y comunidades campesinas en todo el país, miles hectáreas de desmonte, contaminación, enfermedades, y promueve una agricultura sin campesinos.
Nosotros los pueblos, comunidades originarias y campesinas, luchamos por la soberanía alimentaria, un modelo alternativo que plantea otra organización de la producción de alimentos, la distribución de la tierra y el agua, en armonía con el ambiente, con relaciones de equidad y horizontalidad. La Soberanía alimentaria plantea la producción de alimentos como un derecho y no como un negocio; y promueve la defensa de nuestros territorios.
La soberanía alimentaria no se entiende sin justicia social, redistribución, igualdad de género, y justicia ambiental. Es un elemento clave para poder alcanzar el buen vivir. Por ello planteamos la Soberanía Alimentaria no sólo como una alternativa de los movimientos campesinos a la agricultura industrial, sino en su más amplia interpretación como una alternativa al modelo de desarrollo.
Estos empresarios utilizan el término “responsabilidad social empresaria” para lavar y mejorar su imagen.  La única responsabilidad que les conocemos es el daño que han causado a nuestros pueblos, nuestros bosques y montes; y  la generación de la pobreza a cambio de aumentar sus ganancias.

¿Cuáles son los verdaderos intereses que hay detrás de este nuevo negocio que se presenta con una apariencia benefactora?

No es posible un doble estándar, por un lado  promueven e impulsan el modelo de los agronegocios que expulsó a cientos de campesinos de sus tierras para implantarlo, y por otro, buscan con un discurso light  “unir a dos mundos opuestos”.

El modelo de los agronegocios no es compatible con el modelo de la soberanía alimentaria de los pueblos, por eso convocamos a todas nuestras hermanas y hermanos de las comunidades a estar atentos y no dejarnos engañar por nuevos espejitos de colores.
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Periodista: Jesus Janco

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