El día mundial de la Lucha contra el Sida se conmemora el 1 de
diciembre de cada año, momento en que se dedica a dar a conocer los
avances contra la pandemia de VIH/SIDA causada por la extensión de la
infección del VIH.
Esta fecha se conmemoró por primera vez en el año 1988. Se eligió la
fecha del 1 de diciembre por cuestiones de impacto mediático: 1988 era
un año electoral en Estados Unidos y la fecha quedaba suficientemente
alejada de las elecciones como para atraer la atención de los medios de
comunicación.
Desde entonces, el SIDA ha matado a más de 25 millones de personas en
todo el planeta, lo que la hace una de las epidemias más destructivas
registradas en la historia. A pesar de que existe un mayor acceso y se
ha mejorado el tratamiento antirretroviral y el cuidado médico en muchas
regiones del mundo, la epidemia de sida costó entre 2,8 y 3,6 millones
de vidas solo en el año 2005, de las cuales 0,57 millones eran niños.
En ese marco, la Cumbre Mundial de Ministros de Salud de 1988, dentro
de los programas para la prevención de la enfermedad, declaró dicho año
como el de la Comunicación y la Cooperación sobre el SIDA.
En tanto, la Organización Mundial de la Salud (OMS) propuso que el 1
de diciembre se declarase día mundial del Sida. La propuesta tuvo el
apoyo de la Asamblea Mundial de la Salud y la Asamblea General de las
Naciones Unidas. Desde entonces han seguido la iniciativa gobiernos,
organizaciones internacionales y asociaciones de todo el planeta.
SIDA significa “Síndrome de Inmunodeficiencia Adquirida”. Es decir,
al hablar de “síndrome”, hacemos referencia a un conjunto de signos y
síntomas característicos de una enfermedad; al mencionar
“inmunodeficiencia”, al debilitamiento del sistema inmunológico del
organismo; y, finalmente, con “adquirida” se entiende que la enfermedad
aparece en el curso de la vida, es decir que no es congénita ni
hereditaria.
VIH Y SIDA
No es lo mismo hablar de VIH y de SIDA. Una persona puede ser
portadora del virus VIH, pero aún no haber contraído la enfermedad del
SIDA.
Se llama portador a la persona que, tras adquirir la infección por el
VIH, no manifiesta síntomas de ninguna clase. Se llama enfermo de SIDA
al que padece algún proceso infeccioso, tumoral, etcétera, con una
precariedad inmunológica importante. Tanto el portador como el enfermo
de SIDA se denominan seropositivos, porque tienen anticuerpos contra el
virus que pueden reconocerse en sangre, con una prueba de laboratorio.
En líneas generales, desde que una persona se infecta con el VIH
hasta que desarrolla la enfermedad del SIDA, existe un período
asintomático que suele durar hasta unos diez años. Durante este tiempo
el sistema inmune sufre una destrucción progresiva, hasta que llega un
momento crítico en el que el paciente tiene un alto riesgo de padecer
infecciones y tumores.
Un resultado positivo no significa que la persona haya desarrollado
la enfermedad, sino que es portadora del virus y lo puede transmitir por
la sangre o las secreciones sexuales. Dicha persona ha de tomar las
precauciones necesarias para disminuir el riesgo de evolución hacia el
SIDA y evitar exponer a otras personas al virus.