El gobierno ha aprobado una orden ejecutiva para permitir que los tribunales apliquen la pena de muerte a los condenados por violar a menores de 12 años. El Ejecutivo de Narendra Modi responde así a los últimos dos casos que han sacudido recientemente al país.
El primer ministro Modi ha convocado una reunión urgente de su gabinete después de haber aterrizado esta mañana en Delhi, proveniente de un viaje por Europa. La orden aprobada en el encuentro con sus ministros tiene la intención de enmendar las distintas leyes que recogen el delito de violación, entre ellas el código penal y la ley que protege a los niños frente a abusos sexuales.
Ayer mismo el gobierno le notificó al Tribunal Supremo que pretendía endurecer los castigos contra los violadores de menores. En menos de 24 horas han llegado los primeros movimientos.
Según la propuesta de enmienda aprobada por el gabinete, la pena máxima por la violación de un menor de 12 años, que hasta ahora era la cadena perpetua, pasaría a ser la pena de muerte, y las penas mínimas, que se situaban entre 7 y 10 años de prisión, ahora aumentan a un mínimo dos décadas entre rejas. En caso de violación de un menor de 16 años, la pena mínima sube de 10 a 20 años de cárcel y es prorrogable a cadena perpetua.

Esta respuesta del gobierno del BJP se produce después de que explotase la indignación en todo el país por la violación y asesinato de una niña musulmana de 8 años en Cachemira y la violación de una menor de 17 en Uttar Pradesh supuestamente a manos de un político local.

Durante su viaje en Reino Unido, Modi fue recibido con protestas de la diáspora india que reside en Londres y que le exigía respuestas ante las violaciones de menores. El primer ministro afirmó que ambos casos eran "una cuestión de gran preocupación" y "una vergüenza" para el país.
En suelo indio las demandas han corrido a cargo de una oposición que ha visto la oportunidad de cuestionar la falta de respuestas del gobierno y de numerosos activistas por los derechos humanos que exigen mano dura. La directora de la Comisión para la Mujer de Delhi, Swati Maliwal, lleva más de una semana en huelga de hambre con el fin de que el gobierno aprobase la pena de muerte para violadores.

Esta no es la primera vez que el gobierno responde endureciendo las leyes tras un crimen sexual que conmociona al país. Ya lo hizo tras la brutal violación y asesinato de una estudiante en el sur de Delhi en 2012, un caso que indignó al país y al mundo.
Aquella atrocidad generó una ola de protestas y provocó que la violencia sexual contra la mujer se colocase en la agenda política y mediática de la India. Hoy hay más conciencia sobre esta lacra, han crecido las denuncias y las leyes son más duras. No obstante los propios expertos que elaboraron las reformas después de la violación de 2012 advirtieron que la pena de muerte "puede no tener un efecto disuasorio" y que el foco principal debe situarse en la escasez de casos que acaban con una condena.