Hay, al menos, cuatro líneas internas dentro de la alianza opositora.

 Aseguran que se endureció el discurso de todos sus actores.

Esta semana, Horacio Rodríguez Larreta abandonó la zona de confort de no confrontación y se pronunció contra la intención del Gobierno de hacer que el Poder Legislativo investigue, con una comisión bicameral, el funcionamiento de la Justicia. Algunos interpretan que el discurso de Alberto Fernández achicó la distancia entre “halcones” y “palomas”, entre duros y blandos. Sin embargo, Juntos por el Cambio no tiene sus problemas resueltos, hay varios armados y aspiraciones dentro de la alianza opositora y algunos parches de contención para evitar roturas o alejamientos por culpa de discursos poco moderados. 

El PRO tiene dos líneas claras. Por un lado, Patricia Bullrich, la más confrontativa, la que le habla y contiene al núcleo duro con presentaciones en torno a la seguridad, la Justicia, las vacunas y ataques tanto al Presidente como a la Vicepresidenta. Como el viejo eslogan, “Mauricio es Macri”, Patricia es Mauricio y Mauricio es Patricia. La semana pasada se mostraron juntos para conocer a las nuevas autoridades del partido en Santa Fe, una provincia donde no tienen el destino electoral asegurado. El ex Boca pidió fortalecer la fuerza y llevar candidatos propios en cada distrito. 

Bullrich recorre el país hace tiempo. Lo hace con el discurso de la seguridad, con la excusa de ser la presidenta del PRO y la presentación de su libro. Así, se mostró con gobernadores, diputados e intendentes de todo el territorio. Estos últimos no son un actor sencillo para la ex funcionaria. Cuando estableció las categorías de “halcones” y “palomas”, encasilló a los mandatarios comunales en el segundo grupo y eso molestó. No a todos, sino a los sobrevivientes de la derrota 2019 que definieron no confrontar directamente con el Gobierno nacional y provincial en año de pandemia. De todos modos, el vínculo nunca se rompió pero tampoco se borraron las rispideces. 

Una de las figuras que se repite bastante en los recorridos de Bullrich es Cristian Ritondo, presidente del bloque PRO en la Cámara de Diputados. El discurso de Alberto Fernández, entienden desde la oposición, sepultó el albertismo y ratificó una postura más cristinista lo que derivó, cual efecto mariposa, en que la división de Juntos por el Cambio ya no sea tan clara. Una tendencia a la “halconización” si se usan las categorías de “halcones y palomas”. En ese sentido, si bien busca priorizar el diálogo por su rol de legislador, Ritondo está más cerca de Patricia – y Patricia más cerca de Ritondo – que hace un año. Pero Ritondo también está mucho más cerca de Rodríguez Larreta. No sólo porque éste tiende al diálogo sino porque endureció su discurso en los últimos días al oponerse a la bicameral para investigar el Poder Judicial. Hasta el momento, sólo había confrontado con la coparticipación. 

Con ese puente, se llega a la segunda línea del PRO. La comandada por Horacio Rodríguez Larreta, el candidato presidenciable de la oposición, que no tiene otra alternativa ya que no puede presentarse en la Ciudad por haberla comandado ocho años seguidos. Para lograr una imagen nacional, Larreta está recorriendo el país lentamente. Él también se encuentra bajo el ala de Mauricio Macri, o éste intenta cobijarlo. Su mensaje de “defensa” ante la imputación por la privatización de vacunas marcó una jugada clara: si bien en Jefatura de Gobierno lo entendieron como parte de la relación que mantienen ambos dirigentes, otros lo interpretaron como una marcada de cancha. Lo cierto es que Larreta y Bullrich están ligados a Macri, pero Bullrich está más cerca que Larreta. 

El actual Jefe de Gobierno apunta a tener dentro del espacio a los duros pero mantenerlos fuera de las listas y contenerlos para que no sean “pianta-votos” o “pianta-alianzas”. En su armado hay figuras fuertes. Están María Eugenia Vidal, que no definió su futuro político pero que comulga más con el discurso aperturista de Larreta, y Elisa Carrió que, si bien salió a criticar fuertemente al Gobierno, apunta a una unidad y mantiene, al menos en lo discursivo, una relación fluida con la ex gobernadora bonaerense. En la provincia, el alfil del larretismo es Diego Santilli. Si bien aún no se confirmó su candidatura, aseguran que tiene buena imagen y que sería el candidato a gobernador – si Vidal decide no jugar, claro -. Los intendentes, de momento cercanos a este juego de poderes, quieren su postulante propio y señalan a Jorge Macri, primo de Mauricio, aunque reconocen que se hará a un costado si Santilli mide mejor. 

En provincia será clave el rol de Emilio Monzó, ex presidente de la Cámara de Diputados de Cambiemos. Un “pianta-votos” para el peronismo que podría jugar solo o acercarse al armado de Larreta con la posibilidad de comulgar con Santilli, de quien remarcan su extracción peronista útil para atraer a los desencantados. Pero quien definirá todo es Vidal. Si se presenta en Buenos Aires, ordenará el tablero y todos se alinearán detrás de ella. Lo mismo si lo hace por la Ciudad. Ahora bien, la no postulación en 2021 aparece igual de fuerte. Aseguran que ella puede decidir con tranquilidad y que no tiene sentido arriesgarse a una derrota este año. Pero las puertas siguen abiertas. 

En provincia, este año el radicalismo quiere presentar a Facundo Manes. Aseguran que Vidal está de acuerdo con esa opción ya que ella sólo jugará si sabe que va a ganar. Antes de poner candidatos en las listas, la UCR pasará por internas el 21 de marzo. Al unísono, habrá elecciones en la provincia y en la Ciudad de Buenos Aires. Ambas lo tendrán a Martín Lousteau como uno de los protagonistas. Una figura con la que Cambiemos hizo un pacto de paz con la promesa de abrirle las internas para la Jefatura de Gobierno en 2023. 

La UCR mantiene una relación más horizontal con el resto de Juntos por el Cambio. Tiene a sus propios duros y a sus propios moderados, por lo que los apoyos y alianzas son según las necesidades y circunstancias. O sea, no es lineal y está en constante movimiento. Dentro del radicalismo hay dos grandes líneas. Por un lado, el que tiene como protagonistas a Mario Negri, Luis Naidenoff, Ernesto Sanz, Gerardo Morales, Gustavo Valdés, José Cano, Inés Brizuela, Maximiliano Abad y Daniel Salvador. Se trata del sector más macrista, por definirlo de algún modo, con personajes más confrontativos (Negri) y menos confrontativos (Morales). 

Por el otro lado, en la UCR está la línea Enrique Coti Nosiglia – Martín Lousteau con Alfredo Cornejo como socio estratégico. Tienen, analizan desde la oposición, un fuerte armado porteño pero menos reconocimiento en el interior del país. 

Más allá de las internas, Cambiemos está en problemas en dos provincias: Santa Fe y Buenos Aires. En ambas, no hay candidatos fuertes y en la primera no hay una Vidal que, en caso de jugar, ordene el tablero. Apuestan a que en Córdoba el peronismo vaya dividido con Juan Scharietti y en Mendoza la lista lo tendría a Cornejo senador y Julio Cobos diputado, por lo que vaticinan una victoria. Pero en el territorio bonaerense aún deben inventar un líder.

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Periodista: huellas de jujuy

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